Cada año, el 19 de agosto se celebra el Día de la Fotografía, uno de los inventos más revolucionarios de la humanidad y que nos ha proporcionado la posibilidad de asomarnos a momentos históricos cruciales. Desde el daguerrotipo en blanco y negro hasta las imágenes compartidas en Instagram, la fotografía ha logrado trascender el tiempo y conectarnos con lugares, personas y eventos que tal vez nunca experimentaremos en persona.
La fotografía cuenta historias sin palabras, como lo podemos ver en el trabajo de Dorothea Lange, fotógrafa documental estadounidense cuyos retratos de agricultores desplazados durante la Gran Depresión influyeron en la fotografía documental y periodística. Su retrato más famoso es Madre Migrante; ella contaba las historias de aquellos que estaban siendo ignorados. Y es que detrás de cada fotografía hay una historia.
Fotógrafas como Dorothea Lange y Annie Leibovitz han demostrado cómo la fotografía puede trascender la mera documentación y convertirse en una forma de expresión artística, y capturar la complejidad de la vida humana y del mundo que nos rodea. Fotografías como La niña del napalm, en la guerra de Vietnam, o la primera imagen de la Tierra tomada desde la Luna, han tenido un impacto profundo en nuestra comprensión del mundo y su historia.
La fotografía nos ofrece también una perspectiva que nos permite cuestionarnos eventos de nuestro tiempo, como la imagen The Falling Man: después de los atentados del 11 de Septiembre en Nueva York, Richard Drew tomó una fotografía de un hombre cayendo de una de las Torres Gemelas. La imagen capturó la tragedia y la desesperación de quienes, en cuestión de minutos, debieron decidir si morir quemados o por un golpe de una caída. Esto generó debate sobre la ética de mostrar una imagen tan cruda.
Otra imagen que puso en primer plano la crisis de los refugiados y la guerra en Siria fue la fotografía tomada al cuerpo sin vida de Aylan Kurdi, en el 2015: un niño refugiado sirio de 3 años en una playa turca. La imagen conmovió al mundo.
Sin el testimonio de los videos y fotos, ¿habría tenido el mismo impacto el caso de George Floyd en 2020? La fotografía del oficial de policía arrodillado sobre el cuello de George Floyd durante su arresto se convirtió en un símbolo del movimiento Black Lives Matter, y desencadenó una protesta mundial contra la brutalidad policial y la injusticia racial. La imagen fue tomada del video grabado por una adolescente, que recibió una mención especial de los premios Pulitzer.
Sobre la importancia de las imágenes para documentar, platicamos con Gilberto Zazueta, quien ha trabajado por más de tres décadas en medios de comunicación como fotoperiodista. Explicó que en algunos medios la imagen está perdiendo protagonismo, convirtiéndose en adorno para el texto, situación que resulta irónica ya que hoy se cuenta con más material fotográfico. “Tenemos la fotografía del niño cubano al que lo agarra Inmigración, y el fotógrafo estaba en el lugar exacto, en el momento exacto, y tomó una fotografía donde lo estaban sacando del closet”. Gilberto se refiere a la dramática instantánea del fotógrafo de Associated Press, Alan Díaz, tomada en abril de 2000, por la cual ganó un premio Pulitzer por la imagen del pequeño Elián, aterrorizado mientras un agente de Inmigración apuntaba con su arma.
“Ahí no fue la nota sobre lo que estaba pasando, porque ya toda la gente sabía lo que estaba pasando. Ahí la nota fue que el fotógrafo tomó ese momento, la fotografía exacta. Entonces, la nota ahí fue sobre la fotografía. Ahorita ya el mismo reportero es el fotógrafo y no busca la fotografía creativa para hacer la nota, su trabajo; él está ya enfocado en lo que está escribiendo y dice ‘quiero una foto para que nomás se vea la imagen de lo que yo escribí’”, dijo Zazueta.
Tomar una fotografía es una elección y, desde el punto de vista ético, la fotografía presenta desafíos. Si bien es fundamental para la transparencia y el acceso a la información, el fotoperiodismo a menudo implica documentar situaciones traumáticas o dolorosas. “A veces en la frontera te encontrabas con cosas… que decías ¡No! Una vez me tocó un accidente que acababa de pasar. Cuando nos subimos a la van de Noticias de Inmigración e íbamos saliendo, a los cinco minutos hablando, estábamos a 15 minutos de cuando fue el accidente. Hicimos tomas de carros, se veían bultos, cuerpos, luego salieron corriendo para allá y ya los agarraron los de Inmigración y les decía ‘sabes que tenemos un medio de comunicación’. Quieres hablar con ellos, nos dieron el consentimiento y entonces platicamos con ellos. Y la gente con sangre, cansada de estar corriendo. Era difícil, ¿no? Entonces también uno como fotógrafo, como reportero gráfico, tiene sus límites, por lo menos en mi caso. Yo no te voy a tomar una fotografía donde está una persona decapitada”.
El Día de la Fotografía coincide con el de la ayuda humanitaria y tomamos esto como un punto de reflexión. Nos hemos convertido en cronistas de nuestra vida cotidiana y el amplio acceso a las cámaras plantea nuevos dilemas para el ser humano. La fotografía es un arte y, como tal, un medio de expresión que tiene el poder de cambiar narrativas. Por lo tanto, es crucial reconocer el poder de esta aliada inquebrantable en la lucha contra el olvido.
“A veces no todo es negocio. Creo que es lo más importante, ¿no? No perder el corazón, no perder la humanidad de las personas y saber hasta dónde, y no pasar esa línea”, concluyó Zazueta.
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