Aproximadamente 140 mil adultos en Estados Unidos sufren la enfermedad renal poliquística (PKD, por su sigla en inglés), que ocurre cuando los riñones comienzan a generar quistes que dificultan la función renal o que, incluso, pueden derivar en un fallo renal o una enfermedad terminal que requiera tratamiento con diálisis o trasplante. La enfermedad no siempre presenta síntomas y puede afectar en mayor medida a la comunidad latina por las dificultades que en ocasiones los hispanos encuentran para acceder a los estudios médicos de diagnóstico, señaló el nefrólogo Germán Hernández a Conecta Arizona.
“La enfermedad renal poliquística causa que los riñones empiecen a generar quistes y estos quistes no tienen una función fisiológica. En cuanto empiezan a crecer en número y en tamaño, llegan a empeorar la función renal progresivamente con el tiempo, a tal grado que pueden causar un fallo renal, una enfermedad renal terminal, que puede requerir un tratamiento con diálisis o con un trasplante renal”, explicó Hernández, y destacó que septiembre, como mes de la concientización sobre la PKD, “es un momento propicio para generar conciencia sobre las enfermedades renales raras, como la ADPKD”.
La ADPKD (enfermedad renal poliquística autosómica dominante) es el tipo más común de la enfermedad PKD, que se considera un trastorno genético raro, explicó Hernández, quien es nefrólogo en El Paso, Texas, y miembro de la Sociedad Estadounidense de Nefrología. “El 90 por ciento de los casos de la enfermedad renal poliquística están causados por la ADPKD”, agregó el médico, graduado en Harvard y con más de 24 años de experiencia en enfermedades renales. Según el sitio especializado www.adpkdquestions.com/es, “la ADPKD produce la formación de numerosos quistes, o sacos llenos de líquido, en los riñones” y además “suele haber crecimiento y daño de los riñones antes de que la función renal disminuya”.
“Con la ADPKD existe un 50 por ciento de probabilidades de transmitir la enfermedad de padres a hijos”, agregó Hernández, que por eso consideró que dialogar sobre el tema es uno de los primeros pasos de la prevención. “Para mí, lo más importante es que la gente empiece a platicar entre familia, para ver si alguien ya tiene este diagnóstico de enfermedad poliquística, porque obviamente como es hereditario existe el riesgo de transmitírsela a los hijos. Ese es el paso número 1: ver si en la familia ya existe este diagnóstico y, si existe, tratar de diagnosticar o descartar la enfermedad en el resto de la familia, porque se debe hacer un diagnóstico lo más pronto posible para así tratar de reducir el riesgo de que la enfermedad llegue a progresar a un fallo renal”, sostuvo, en declaraciones a La Hora del Cafecito☕, el show radial de Conecta Arizona, conducido y producido por Maritza L. Félix.
Sin embargo, más allá de que la persona pueda investigar por su propia cuenta, no siempre son evidentes los síntomas a los que se puede prestar atención, ya que –afirmó Hernández- la mayor parte de los pacientes afectados por la ADPKD pueden “llevar años” sin desarrollar síntomas. “El problema es que la mayor parte de los pacientes afectados por la ADPKD pueden llevar años y años sin ningún síntoma. Algunos pueden desarrollar piedras renales, cálculos renales, sangre en la orina o dolor abdominal, y hasta cierto punto puede ser un beneficio porque eso entonces lleva al paciente a la atención médica y ya en la atención médica se puede hacer un ultrasonido del abdomen y de los riñones, donde se pueden ver si ya están presentes estos quistes o no. El gran problema es que la mayoría de los pacientes no tiene ningún tipo de síntomas”, explicó.
En este punto de la prevención y el tratamiento médico es donde algunos determinantes sociales podrían incidir en el hecho de tener o no la enfermedad, o de poder desarrollarla o no, consideró el especialista. Por ejemplo, no es tan frecuente que los hispanos tengan acceso a servicios médicos que les permitan realizarse estos estudios; y también existen algunas condiciones que son más comunes en pacientes afrodescendientes, como presión arterial alta, diabetes y células falciformes, que en esa población podrían ocultar los síntomas de la ADPKD y generar un diagnóstico erróneo.
“Los determinantes sociales tienen un rol muy importante, especialmente en nuestra comunidad latina. Muchos de nuestros hermanos latinos no tienen un acceso tan fácilmente al cuidado médico. Entonces, eso causa que no se pueda diagnosticar esta enfermedad tan fácilmente, porque realmente para diagnosticarla se necesita hacer un ultrasonido de los riñones, y para eso uno tiene que tener acceso al sistema de salud. Creo que ese es uno de los determinantes sociales más importantes que causa una barrera para el diagnóstico de esta enfermedad, especialmente en nuestra comunidad latina”, analizó Hernández.
Según el sitio especializado www.adpkdquestions.com/es, si una persona tiene ADPKD, hay tres estudios por imágenes que el médico puede realizar: uno para mostrar cuántos quistes tiene, otro para determinar cuál es el tamaño de los quistes y un tercero para ver la progresión de la enfermedad. Una vez que una persona puede acceder a este diagnóstico y se determina que padece esta enfermedad, se recomienda un cambio en la dieta alimentaria, que incluye tomar mucha agua, entre otros controles.
“Junto con el nefrólogo, se puede desarrollar un plan de manejo médico, que incluya control de la presión arterial si es que está elevada, y también modificación de nuestra dieta alimenticia. Es muy importante evitar alimentos altos en sodio y en sal, y tratar de balancear más nuestra dieta, basándola más en comidas como granos enteros, frutas y verduras, y también tratar de incrementar la ingesta de agua diaria. Estas modificaciones en cuanto al control de la presión, al control de la dieta son muy importantes para tratar de reducir el riesgo de que la enfermedad progrese”, detalló el experto.
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