Desde Michoacán para Sonora…

▶️ Lucía F. Celaya Urrea / Plumas Invitadas
O debiera decir, desde Oaxaca hasta Sonora, porque Emigdelia Pino es de Magdalena de Kino y, con ella se rescata parte de la tradición milenaria que se tiene en México con la celebración del Día de Muertos.
Cronista, pero principalmente impresora de momentos, por su profesión como fotógrafa profesional, ha logrado en los últimos años adentrarse en esa fusión que se crea entre la lente y el espíritu cultural de un día simbólico para muchos.
¿Te imaginas un sahuaro (muy sonorense) vestido de Catrina (muy al estilo José Guadalupe Posadas)?
Sí, es lo que la mancuerna de Migde Pino con Maritza Peralta han logrado en esta emisión de Día de Muertos 2025, con el asombro de quienes seguimos su trabajo, ya que es un referente que está haciendo historia en este Pueblo Mágico, en el cual -precisamente-, por su gente creativa y motivada a más, realiza un trabajo talentoso, que muestra lo que se es, lo que se vive y lo que se honra.

Así es la mezcla de Sonora con las Catrinas que se capturó, destacando la flora sonorense en espacios abiertos y en distintas horas del día para realizar un trabajo todavía más artístico e impactante a la vista del público.
Con una suave línea en el detalle que brinda armonía y calidez a una fecha que es importante en las celebraciones mexicanas -se exponen las imágenes captadas por Migde-, fiesta que ha tomado más renombre en la última década; misma que ha evolucionado y se ha transformado, ha llegado a otros países y destaca por su colorido y la imagen que trastoca la muerte, que pasea, que “vive” entre los vivos por unos días.
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Del pensamiento a la acción
Migde, por allá en el año 2001, tuvo la oportunidad de vivir en Oaxaca y estando allá, le tocó vivir un Día de muertos, la festividad que se hace en esa parte del país, cómo la gente iba y venía y todo lo que hacía previo y en especial ese día; mientras que, en Sonora, la costumbre era solo ir al cementerio a depositar la ofrenda floral.
En Oaxaca experimentó una serie de preparativos para un altar de muertos, que observó con detenimiento mientras le explicaban por qué se hacía y su formación.
En ese tiempo, menciona Migde, le tocó conocer a Lila Downs, cantante, compositora y antropóloga mexicana, quien dio un concierto en la plaza del lugar y en las letras de sus canciones hacía alusión a la muerte y a la celebración del 2 de noviembre, así como todas las costumbres que en los estados del sur de la República Mexicana se tienen.
A su regreso, después de unos tres meses de estadía en Oaxaca, Migde se trajo toda esa idea de representar aquella vivencia de Día de Muertos, a su tierra, y fue cuando surgió su idea de fotografiar a esos personajes conocidos como Catrinas, ideados en su momento por Guadalupe Posada, conocida como “La Calavera Garbancera”, pero bautizada, tiempo después, como Catrina por el pintor Diego Rivera.
En un inicio sus hijas, dice Migde, fueron las modelos para poder realizar su trabajo fotográfico e imprimir parte del legado cultural e histórico. Como no eran personajes muy conocidos aún, la gente poco se animaba a colaborar y a ser maquillado como Catrina o Catrín.
Fotos: Cortesía de Migde Pino
Pero ese sólo fue el inicio y un tanto pobre, por mencionarlo de cierto modo, porque tuvo la oportunidad de viajar de nueva cuenta, no solo fue a Oaxaca, sino a Michoacán.
“Me fui a Morelia y allá me dieron una explicación del verdadero significado de los altares por parte de un antropólogo. Así nació la idea de retratar a las catrinas”. Incluso, recorría cementerios a las 3:00 de la madrugada, allá en Michoacán. “Imagínate las imágenes que lograba y todas las fotos que tomé”, comentó con entusiasmo.
Ese fue el incentivo más fuerte y que la llevó a querer que acá, en Sonora, se empezara a conocer la tradición que se hacía al sur del país, ya que para ella era algo muy nuevo. Entonces, imaginaba que para los demás también y además atractivo. Lo que recuerda de su primera Catrina: “Salí con ella vestida y nos fuimos a los campos y me encontré con agricultores de cempasúchil y las señoras se persignaban, le temían a la catrina aunque ésta era muy tierna, es decir, no daba miedo, pero por donde íbamos caminando la gente se asustaba y hasta la fecha se infartan y todavía le gritan”, menciona Migde Pino.
A partir de Coco, la película, hubo más inspiración
No fue hasta la creación y puesta en cines de la película Coco, cuando el tema y la fiesta del Día de Muertos, orgullo mexicano, se puso literalmente en la pantalla grande y entró a todos los hogares del mundo, despertando así la curiosidad hacia tal tradición.
Migde narró que tuvo la oportunidad de visitar el pueblo de Arocutín en el estado de Michoacán y en donde se inspira Coco, de tal manera que vive más de cerca la celebración del Día de Muertos. Ahí le dieron una explicación más amplia acerca de la festividad y cuál es el motivo de hacer altares para sus muertos y llevar ofrendas, principalmente, frutas.
Fotos: Cortesía de Migde Pino
El altar se realiza en los hogares, pero sólo el primer aniversario de fallecido y se vela toda la noche a manera de convivio con la persona difunta. Así se le acompaña, para que, durante la madrugada, su alma regrese al sitio de su morada. Ya en los años siguientes, se acude a la tumba en el panteón y se adorna e inicia la celebración con las ofrendas que la familia guste llevar. Ahí se quedan toda la noche, hasta el amanecer.
De la Calavera Garbancera a La Sahuarocatrina

Con toda esa inspiración es que Migde y su proyecto se han consolidado.
“Mi objetivo, hasta el momento, es hacer que la gente viva la fiesta del Día de Muertos, que no le tengan miedo, que vean con cariño el regreso de esa persona, que es lo que la gente del sur cree”.
Cada año intenta ponerse algún reto o tema especial en estas fechas. De hecho, a veces, como en septiembre va al cementerio y toma fotos a lápidas, para luego investigar quién yace en esa tumba, quién fue esa persona y así escribir alguna historia; de tal manera que surge la idea y planea a dónde puede ir a tomar fotos.
En este año se dio a la tarea de no sólo recorrer campos de cempasúchil y mano pantera, las flores tradicionales de muertos, sino también espacios donde la flora desértica se impone y plasmar en su trabajo un estilo de Catrina sonorense, cuya modelo fue pintada a detalle por Maritza Peralta, artista del body paint, con quien ha trabajado también la famosa Catrina Buchona de hace algunos años y los también conocidos alebrijes, a los cuales se les ha dado sitio.
Trabajar en el cementerio no quedó excluido este año, donde retrató figuras infantiles con la intención de dar a conocer y hacer recordar que ellos también esperan en campo santo.
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