¿Hacia dónde apunta tu brújula?

➡️ Javier Esquer Peralta / Plumas Invitadas

Muchos eventos muy lamentables han estado conmocionando últimamente a nuestra sociedad; por ejemplo, el crematorio que no entrega cenizas correspondientes de seres queridos; el tristísimo caso de una madre y sus tres hijas asesinadas; el extendido “culto” al narcotráfico, entre muchas otras, que nos dejan a muchos con un sentimiento de impotencia y desolación.

Ante tales situaciones, escuché un comentario que llamó mi atención: que quienes cometen o propician tales situaciones, de alguna manera “piensan” que están en lo correcto, si no, no lo hicieran; ya que muchos de ellos “muestran arrepentimiento” cuando los atrapan o cuando los ponen en evidencia. Mientras no. Tal cual sucede en las redes con quienes “la regaron”, como a Lady Racista y otros tantos “Lords” y “Ladies” que se vuelven virales.

Esto nos lleva a pensar, ¿dónde están cimentados nuestros valores como personas y como sociedad? ¿Qué principios nos rigen? ¿Hacia dónde nos dirigimos?… ¿Hacia dónde apunta tu brújula?

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Muchas de las decisiones que tomamos están, no necesariamente determinadas, pero sí influenciadas por aquellas cosas que aprendimos en nuestra familia, con quienes convivíamos en nuestra niñez, en parte por la cultura y el entorno en el que crecimos, en parte por los conocimientos que adquirimos en nuestros estudios académicos, y, conforme vamos creciendo, en muchos casos nos van quedando claras aquellas cosas que son “lo correcto” o “lo bueno” y aquello que no.

El problema está cuando nuestra formación está impregnada por la ambigüedad, la incertidumbre, y la impunidad… “No está bien, pero al cabo que todo mundo lo hace” … “Nomás cuídate, que no te cachen y ya la hiciste” … “Nadie lo va a notar” … o en última instancia “como la ley de Herodes”.

Como se dice, necesitamos fortalecer el “tejido social”, pero para ello, es preciso tener un sentido de trascendencia de nuestras decisiones y acciones. Y eso va a depender muchas veces de nuestra visión y propósito de vida y de las repercusiones que ella tiene, tanto en nuestro círculo más cercano como en la comunidad a la que pertenecemos.

Es aquí donde entran los cuestionamientos ¿para qué pensar en las futuras generaciones?, ¿por qué tener mesura de lo que comemos o de lo que inhalamos “si, de todas formas, de algo nos vamos a morir”? ¿Qué caso tiene preocuparse por el medio ambiente “si, al cabo, cuando muera ya no me daré cuenta de lo que pase”?…

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Por si te lo perdiste: El papado y el medio ambiente

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En el fondo, a muchos de nosotros realmente nos preocupa tener una mejor sociedad, un medio ambiente sano y una mejor calidad de vida… No somos perfectos y cometemos errores, pero aprendemos en el camino, y hacemos todo lo posible por transmitir, con sus imperfecciones, pero con firmeza, esos principios de responsabilidad, respeto y empatía, sin caer en la condescendencia.

En conclusión, en medio del caos y la incertidumbre, hay que mantener la brújula bien calibrada y orientada para poder fomentar y transmitir la esperanza, el optimismo y los valores universales en nosotros mismos, en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestras escuelas, ya que, de nuestras familias, nuestros trabajos y nuestras escuelas, salen los gobernantes y profesionistas que toman aquellas decisiones que, en menor y en mayor medida, repercuten en la presente y en las futuras generaciones.

Delante de ti tienes fuego y agua; escoge lo que quieras. Delante de cada uno están la vida y la muerte, y cada uno recibirá lo que elija.

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