Cómo evitar que el agotamiento por calor derive en un golpe de calor: recomendaciones de una experta de ASU para lidiar con las altas temperaturas

Mantenerse hidratados, no dejar de tomar agua y consumir preferentemente frutas de temporada, cuidarse especialmente si se sufre una enfermedad crónica como diabetes y proteger los medicamentos de las altas temperaturas, cuidar posibles alteraciones emocionales y de la salud mental mediante técnicas como relajación o meditación, y evitar que un agotamiento por calor derive en un golpe de calor, que hasta podría ser mortal, son algunas de las recomendaciones que, para enfrentar el calor extremo en Arizona, dio la doctora e investigadora Maricarmen Vizcaino, especialista de Arizona State University (ASU).
“El agotamiento por calor sería la primera fase, cuando empezamos a tener mucha fatiga, dolor de cabeza, probablemente náuseas. Nuestro cuerpo está batallando para regular la temperatura interna. Debemos tomar agua fresca, movernos del lugar donde está haciendo mucho calor y si estamos en el sol ponemos en la sombra. Si llegamos al punto en el que hay confusión mental o desmayo, si la persona empieza, por ejemplo, a decir cosas que no tienen sentido o si está confusa con respecto a dónde está, quiere decir que el calor ya está afectando el sistema neurológico y puede ser un golpe de calor. Inmediatamente tienen que tomarse medidas extremas: sumergir a la persona en una bañera con agua fresca, llevarla a Emergencias o llamar al 911, porque pueden ocurrir daños irreversibles a los órganos o incluso la muerte”, explicó Vizcaino en el programa de radio La Hora del Cafecito, de Conecta Arizona, como parte de la colaboración con Doing Well de ASU para publicar contenido periodístico sobre salud en español.
Investigadora visitante en el Centro Swette de Sistemas Alimentarios Sustentables de ASU y experta en salud y calor extremo, Vizcaino complementó en la entrevista en radio sus recomendaciones publicadas recientemente por Doing Well en Conecta Arizona. “Es muy importante que todas las personas que ya sufren una enfermedad crónica se cuiden, porque si hay complicaciones derivadas de esa condición, por ejemplo la diabetes, el cuerpo va a batallar más en adaptarse al calor”, agregó la especialista, entrevistada por Maritza L. Félix.

🎙️ Con estas temperaturas ahorita es muy difícil hacer hiking (senderismo), mis niños quieren salir a andar en bicicleta a las 2 de la tarde y yo siento que les va a dar un golpe de calor y van a terminar deshidratados, y siento que no hemos tenido hasta el momento los recursos o la información necesaria para saber cómo prevenir, cómo cambiar el comportamiento humano para mejorar la salud, el bienestar y también el medio ambiente. ¿Cómo le hacemos para promover el bienestar y al mismo tiempo mejorar los hábitos alimenticios, la salud, viviendo en un desierto como Arizona, donde las altas temperaturas a veces nos afectan hasta el sentido del humor?
“Arizona es conocido por ser un lugar muy caliente. Sin embargo, con el cambio climático que estamos viviendo, incluso en Arizona podemos sentir cómo el calor se ha incrementado, como las olas de calor duran más, nos agotan más y afectan nuestra salud. Es difícil, pero no es imposible. Con respecto a la actividad física, lo primero que tenemos que tomar en cuenta es que nuestro cuerpo fisiológicamente tiene que adaptarse de una manera gradual a esa temperatura extrema y tenemos que facilitar esa adaptación. Eso es algo que muchas veces no escuchamos en los medios informativos o incluso en campañas de protección al calor, que dicen que te mantengas hidratado pero no hablan de esa adaptación y por eso es importante saber que, cuando se habla de una adaptación, es algo gradual. Por ejemplo, si estamos acostumbrados a correr o a caminar 30 minutos, cuando empiezan las temperaturas muy altas podemos caminar nada más 5 o 10 minutos, después de una semana podemos incrementar la actividad física a 10 o 15 minutos y otra semana después tratar de subir un poquito más a 20 o 25 minutos, de modo que le demos de 2 a 3 semanas a nuestro cuerpo para gradualmente adaptarse a esa temperatura extrema. No podemos seguir al mismo ritmo, con la misma intensidad y frecuencia cuando hay una temperatura tan alta porque nuestro cuerpo lo resiente; fisiológicamente hablando, no está preparado”.

🎙️ En cuanto a los hábitos alimenticios y de salud, por ejemplo, algo que notamos con las altas temperaturas, y lo platicamos la semana pasada con una nutrióloga, es que no se nos antoja el agua fría y queremos tomar algo que sea dulce y que nos refresque. Entonces, nuestras opciones de alimentación o nuestra toma de decisiones también se ven impactadas por el calor.
“Así es, pero muchas veces nuestro cuerpo puede ser un poquito engañoso: podemos pensar que tenemos hambre cuando en realidad tenemos sed y estamos deshidratados. Por eso es muy importante seguir tomando agua, y agua fresca. Eso es clave porque el impacto fisiológico del agua a temperatura ambiente y del agua fresca no es lo mismo: el agua fresca baja la temperatura interna. Entonces, también como método de adaptación, podemos tomar agua fresca antes de salir al calor y, una vez en el calor, seguir tomando esa agua fresca porque literalmente baja la temperatura de nuestro cuerpo. Una vez que tengamos esa sensación de sed quiere decir que ya nos estamos deshidratando, entonces siempre, aunque no tengamos sed, debemos mantenernos hidratados. También los alimentos proveen de hidratación y ahorita podrían antojarse sandía, melón, naranja. Los cítricos son muy importantes también porque nos ayudan a restablecer los minerales que perdemos cuando sudamos; de hecho, podemos hacer un agua hidratante en casa, de electrolitos, sin necesidad de comprar bebidas ya preparadas, porque lo malo de las bebidas preparadas es que tienen mucha azúcar y eso no es bueno para nuestra salud, especialmente no es bueno para quienes sufren enfermedades crónicas como la diabetes o el síndrome metabólico”.

🎙️ ¿Cómo manejamos las enfermedades crónicas cuando el clima alrededor nuestro presenta desafíos?
“Es muy importante que todas las personas que ya sufren una enfermedad crónica se cuiden, porque si hay complicaciones derivadas de esa condición, por ejemplo la diabetes, el cuerpo va a batallar más en adaptarse al calor. Por eso es muy importante que esas personas sigan tomando sus medicamentos, vayan a sus citas con los médicos y lleven una alimentación balanceada. Además, si tenemos como vecinos a abuelitos, a nuestros padres o adultos mayores, chequemos constantemente para saber que están bien, especialmente si están viviendo en un lugar donde la infraestructura no es adecuada, donde tal vez el aire acondicionado no funciona muy bien o el aislamiento en las paredes no es adecuado. También como comunidad debemos protegernos unos a otros”.

🎙️ Y en cuanto a la salud mental, en las conversaciones que hemos tenido en WhatsApp hay gente que nos dice “el calor me pone de mal humor, me hace sentir un poco más violento”. Antes eran episodios aislados, cambios de la personalidad o del temperamento aislados, pero cada vez son más los días donde las altas temperaturas superan los 100° y los cambios en nuestra personalidad se vuelven cada vez más permanentes.
“Así es, y no son leyendas urbanas: está comprobado científicamente que el calor puede afectar la salud mental y que los episodios de violencia en las ciudades se incrementan durante las temperaturas altas. Entonces, lo primero es autoanalizarse y estar consciente de que tal vez ese calor es lo que está haciendo esos cambios emocionales en uno mismo y tratar de buscar técnicas proactivas para poder controlar esas emociones. Lo primero es proteger a nuestro cuerpo y facilitar esa adaptación fisiológica: si tenemos mucho calor, movernos a un lugar fresco o tratar de mantenernos en un lugar donde está acondicionado de forma apropiada. Después, utilizar técnicas como por ejemplo relajación, que es atención plena, o mindfulness en inglés, yoga, meditación. También podemos platicar con nuestras familias si estamos tomando algún tipo de medicamento; hablar con nuestro médico es muy importante porque muchas veces también las altas temperaturas pueden afectar cómo esos medicamentos trabajan en nuestro cuerpo. También es muy importante algo tal vez muy simple: a veces no pensamos que si traemos el medicamento en la bolsa o en el carro se puede echar a perder por las altas temperaturas; las personas que tienen enfermedades crónicas, diabetes por ejemplo, es muy importante que no dejen la insulina en el carro, que siempre la mantengan fresca, y si tienen que transportarse de un lado a otro mantenerla en una hielera, siempre a una temperatura ideal”.

🎙️ El otro día en WhatsApp hablábamos sobre los servicios de paquetería que te llevan las medicinas directamente a tu casa y una cafecera dijo: “yo no confío en esos medicamentos que nos llegan, por el calor”. Además, me preguntan sobre el letargo, ¿cómo le podemos hacer cuando tenemos mucho calor y nos sentimos lentos, cansados, desganados?
“Es muy importante estar consciente de los síntomas del agotamiento por el calor y eso es algo en lo que estoy trabajando, tratando de educar a la población sobre las diferencias entre el agotamiento por el calor, o heat exhaustion en inglés, y golpe de calor o heatstroke. Muchas veces las traducciones no son exactas y a veces vemos que en algunas fuentes dicen ‘insolación’ para referirse al golpe de calor y otras veces para las enfermedades relacionadas con el calor; hay mucha confusión y en mi trabajo estoy tratando de definir exactamente cuál es cuál. Pero rápidamente te digo: el agotamiento por el calor sería la primera fase, cuando empezamos a tener mucha fatiga, dolor de cabeza, probablemente náuseas, puede que sea vómito. Quiere decir que ya nuestro cuerpo fisiológicamente está batallando para regular la temperatura interna. La temperatura de nuestro cuerpo, a pesar de lo que pase afuera, siempre está en un balance, pero cuando empieza a subir la temperatura es el problema. ¿Y qué podemos hacer? Tomar agua fresca, movernos del lugar donde está haciendo mucho calor y si estamos en el sol ponemos en la sombra. Si llegamos al punto en el que hay confusión mental o desmayo, si la persona empieza, por ejemplo, a decir cosas que no tienen sentido o si está confusa con respecto a dónde está, quiere decir que el calor ya está afectando el sistema neurológico y puede ser un golpe de calor. Inmediatamente tienen que tomarse medidas extremas, por ejemplo, sumergir a la persona en una bañera con agua fresca, llevarla a Emergencias o llamar al 911, porque una vez que empieza a progresar ese golpe de calor pueden ocurrir daños irreversibles a los órganos o incluso la muerte”.

🟢 En julio, Doing Well de Arizona State University publicó información sobre salud mental, que incluyó una guía y cinco notas con explicaciones y recomendaciones de expertos, como parte del acuerdo con Conecta Arizona para la divulgación de contenido sobre temas de salud.

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