Propuesta 308: ¿Cómo beneficiará a estudiantes inmigrantes y a dreamers en Arizona?

“Me apasiona tanto la Proposición 308 porque a mí me tomó 12 años poder graduarme de la universidad. La Propuesta 308 dice que, si un estudiante se ha graduado de High School en Arizona y ha vivido por dos años o más en Arizona, podría tener acceso a la matrícula a costo del estado, lo que se conoce como in-state tuition. Está en las manos de los votantes este 8 de noviembre si los estudiantes no tienen que pasar por lo que yo pasé, tomar 12 años para terminar una licenciatura. También esta Propuesta 308 incluye ayuda financiera para los estudiantes inmigrantes. Queremos tener acceso a la educación superior, para superarnos, ayudar a nuestras familias”.

Quien habla es Karina Ruiz, directora de Arizona Dream Act Coalition (ADAC), una organización que asiste a inmigrantes en Arizona, muchos de ellos beneficiarios del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, por su sigla en inglés), que protege a los migrantes que llegaron como niños con sus padres a Estados Unidos y muchos de los cuales hoy reclaman, luego de varios años de estudiar y trabajar en el país, mayores posibilidades para ingresar a la Universidad. La Propuesta 308, una de las 10 proposiciones de los votantes que se votará el 8 de noviembre en Arizona, representa justamente eso: menores costos en la matrícula de universidades estatales de Arizona o colegios comunitarios, ya que hoy quienes no son residentes del estado deben pagar hasta tres veces más por sus estudios. La Proposición, en caso de aprobarse, beneficiaría a todos los estudiantes, más allá de su estatus migratorio.

En un diálogo moderado por la directora y fundadora de Conecta Arizona, Maritza L. Félix, Ruiz fue entrevistada por nuestra comunidad en La Hora del Cafecito☕ en WhatsApp📱, en una conversación en la que contó su historia migrante, los esfuerzos que realizó para estudiar y graduarse, la emoción de ver que su hijo votó por primera vez en nombre de toda su familia, la lucha por los derechos migrantes en Arizona, la situación en la que se encuentran los dreamers actualmente, la perspectiva política y en las Cortes sobre el programa DACA y sus proyectos de activismo cívico para, desde ADAC, involucrar a la comunidad migrante para reclamar más medidas ante el Congreso y las autoridades.

Imagen: @YESon308AZ en Twitter.

Cuéntanos sobre tu historia como soñadora en Arizona.

“Soy originaria del estado de México, con padres de origen oaxaqueño. Siempre he dicho que me hubiera encantado haber nacido en Oaxaca, ya que muchos de mis ancestros son de allá, pero mis padres emigraron a la capital, a México, después de casarse y ahí nacimos mis hermanos y yo; así que soy -como se conoce- chilanga, de orígenes oaxaqueños. Mis padres y yo migramos en 1999 a Arizona buscando trabajo. Nos dijeron que nos íbamos a quedar un año, y nos terminamos quedando ya más de dos décadas. Tengo 23 años viviendo en Phoenix, Arizona, y llamo a Arizona mi casa”.

¿Y cómo fue tu camino como dreamer? Porque estás en Estados Unidos desde antes que se aprobara DACA y sigues ahorita luchando para más derechos de jóvenes soñadores como tú.

“Cuando llegué entré a la High School, en Phoenix, pero entré un semestre tarde. Llegué en septiembre y me dijeron que tenía que esperar hasta enero de 2000 porque ya habían empezado las clases. Quería tener las mejores calificaciones, hacer lo mejor posible. Me hicieron exámenes; había aprendido inglés en México, pero me pusieron de todas maneras en clases de inglés como segundo lenguaje porque no lo tenía dominado a la perfección. Ahí conocí a muchos estudiantes como yo, hispanos, latinos, inmigrantes. En ese tiempo no hablábamos de nuestro estatus migratorio. Era un tabú. Más que miedo, creo que, en ese tiempo era más pena, decir que no teníamos documentos, no sabíamos qué consecuencias podía eso traer. Yo tenía mucha tristeza porque no conocía a mucha gente, entonces me refugiaba en el estudio. Cuando me iba a graduar, mi consejera me dijo que aplicara a la universidad; no sabía si me iban a aceptar o no, pero apliqué porque el sueño de mis papás era que yo me graduara de la Universidad. Quería estudiar psicología, después me interesaron las leyes, pero pensé ‘soy indocumentada, no voy a poder estudiar leyes’. No se limiten, ahora podría ser una abogada con DACA; díganle a sus hijos que no se limiten, que sigan sus sueños. En ese momento se me hizo muy difícil ese sueño, entonces preferí la ciencia y entré a la licenciatura en bioquímica”.

¿A qué Universidad aplicaste?

“Me aceptaron en la Arizona State University (ASU), en el campus de Tempe. Yo vivía en el norte de Phoenix con mis papás y ya tenía un hijo. Tuve mi hijo cuando estaba en mi último año de la High School y fue difícil, por eso les recomiendo a las jovencitas que esperen para tener hijos porque se complica para estudiar cuando uno tiene responsabilidad de un niño. Mi hijo siguió mis pasos y ya tiene tres niños, tuvo su primer hijo antes de graduarse en la High School y lo sufrí mucho porque yo sabía que iba a ser difícil para él, aunque es ciudadano; pero estoy orgullosa porque ha sacado adelante a su familia. Yo trabajaba en un restaurante, una cadena de comida rápida, donde trabajé cinco años; después me moví para la oficina, donde hacía la nómina, aprendí contaduría, recursos humanos. Hacía el E-Verify a nuestra gente (inmigrantes), me sentía como la malinche traicionando, diciéndoles que su información no estaba en el sistema; me daba mucha tristeza porque yo era inmigrante como ellos, pero era empleada, tenía que seguir procesos. Fue una etapa de mi vida bien difícil. Seguí yendo a la universidad y en 2006 escuché sobre la Proposición 300, que pretendía pedir prueba de ciudadanía o estatus legal para poder calificar para la matrícula (universitaria) a costo del estado. Yo iba a ser una de las estudiantes impactadas. La Propuesta 300 pasó (fue aprobada en la elección) y nos afectó a muchos estudiantes que íbamos a las universidades: se triplicó nuestra matrícula, porque teníamos que pagar costo como si viniéramos de otro estado”.

¿Cómo enfrentaste la situación?

“Tuve que tomar decisiones difíciles. En 2007, 2008 obtuve una beca privada. Hay becas privadas, díganles a los jóvenes que no tienen seguro social que hay manera de ir al colegio porque hay empresas privadas que quieren que los jóvenes se superen y estudien. Y hay becas, si les echan ganas pueden aplicar. A mí me pagaron un año: 21 mil dólares en ese entonces costaba el año como out-state, la matrícula fuera del estado. Me pagaron un año, fue una bendición enorme, como pude le eché ganas; no obtenía las mejores calificaciones, porque la verdad era muy cansador ir desde el norte de Phoenix a Tempe todos los días manejando, luego ir al trabajo, luego otra vez regresar a la escuela, llegar a la casa, ver al niño. Era complicado. Cuando tuve mi primera D en un examen lloré amargamente porque dije ‘esta no soy yo’, pero créanme que hacía lo mejor que podía y entiendo a esos estudiantes que batallan por circunstancias, cuyo rendimiento académico no es el que debería ser porque tienen que trabajar o cuidar un familiar enfermo y cosas así. Las calificaciones que tienen ahora mis hijos las celebro y aplaudo. Les digo: ‘dime en qué te puedo ayudar para hacerte la vida como estudiante más fácil y puedas dar lo mejor de ti’. Porque sé que una D no define a un estudiante, es más bien las ganas que tiene de salir adelante y mejorar las calificaciones. Me dio para abajo saber que el siguiente semestre me iba a costar unos 12 mil dólares terminar la carrera. Cuando pasó lo de la Proposición 300 me faltaba un año, un semestre y una clase para terminar. Al estudiar un año con la beca privada, me faltaba un semestre y una clase, pero no podía aplicar porque las becas eran solamente para estudiantes de tiempo completo y yo trabajaba, tenía que trabajar para apoyar a mi esposo que se enfermó en ese tiempo. Tuve que decidir entre el trabajo y terminar mi carrera. Pensé: no tengo el dinero para terminarla, y si lo consigo como sea, hasta vendiendo tamales, me gradúo, pero no tengo un permiso laboral para obtener un trabajo en mi carrera, aunque tenga título. Era como un callejón sin salida, bien difícil. Después de pasar por esa etapa de angustia, desesperación, desesperanza, como buena inmigrante me limpié las lágrimas y le dije a mi familia: ‘me tengo que salir de la escuela, pero voy a regresar un día, ese sueño está en pausa’. Se los prometí, lloramos juntos porque tuve que salirme de la escuela debido a esa Proposición 300 que pasó en 2006 por el 70% del electorado de Arizona. Fue difícil porque nadie sabía qué era un dreamer, nadie nos conocía. Y seguí trabajando”.

Imagen: @YESon308AZ en Twitter.

El programa DACA, para proteger de la deportación a los niños llegados con sus padres a Estados Unidos, se creó en 2012, durante la Administración Obama.

“En 2012 agarré DACA, pero gracias a la gobernadora (republicana) que teníamos en Arizona, Jan Brewer (2009-2015), tampoco pudimos pagar (la matrícula universitaria) in-state tuition más que un semestre y se perdió en las Cortes ese caso; los jóvenes hasta ahorita, con o sin DACA, tienen que pagar (la matrícula) como si fueran migrantes, es decir el 150 por ciento en las universidades estatales y el triple en los colegios comunitarios (en comparación con la matrícula estatal o in-state tuition). En 2013, 2014 decidí regresar y tomar una clase por semestre, que era lo que podía pagar: yo pagaba por una clase lo de un semestre completo. Con el dinero que ganaba pagaba mis estudios. En 2015 gracias a Dios y al esfuerzo de mi familia tuve la oportunidad de graduarme con una licenciatura en bioquímica. Por eso me apasiona tanto la Proposición 308 ahorita, porque a mí me tomó 12 años poder graduarme de la universidad por esa Proposición 300 que se hizo ley en 2006, cuando los votantes no sabían sobre los estudiantes inmigrantes. Gracias a DACA pudimos salir de las sombras, contar nuestras historias y decir ‘aquí estamos’, queremos superarnos y ser parte de esta comunidad”.

¿Qué significa concretamente la Propuesta 308?

“Gracias a los esfuerzos que se han hecho se pudo poner la Propuesta 308 ahorita en la boleta de noviembre. La Propuesta 308 dice que, si un estudiante se ha graduado de High School en Arizona y ha vivido por dos años o más en Arizona, esa porción de la Proposición 300 sería eliminada y los estudiantes podrían tener acceso a la matrícula a costo del estado, lo que se conoce como in-state tuition. Está en las manos de los votantes este 8 de noviembre si los estudiantes no tienen que pasar por lo que yo pasé, tomar 12 años para terminar una licenciatura. También esta Propuesta 308 incluye ayuda financiera para los estudiantes inmigrantes. Queremos tener acceso a la educación superior, para superarnos, ayudar a nuestras familias. Les pedimos que voten por Sí. Si es un ciudadano registrado, vote, apoye esta Propuesta 308 porque va a ayudar a muchos estudiantes inmigrantes, con DACA o sin DACA, eso es lo bonito de esta Propuesta. Si usted tiene un hijo, una hija que está en High School ahorita y no pudo aplicar para DACA, se puede beneficiar ya que no importa el estatus migratorio. Sé que hay muchas posibilidades (de que se apruebe la Propuesta) porque ahora que podemos compartir nuestras historias los votantes entienden el daño causado a nuestra comunidad de estudiantes inmigrantes y van a apoyarnos”.

Con respecto a DACA, ¿qué se puede esperar de las demandas en las Cortes y la falta de acción del Gobierno y del Congreso? ¿Hasta cuándo seguirá el limbo para DACA?

“DACA debió haber sido una solución temporal, nunca el presidente Obama tuvo la intención de que fuera una solución permanente. Empujamos al presidente Obama a que diera esta acción diferida o DACA, que significa que nos protege de la deportación y por esa razón nos dan un permiso de trabajo y un seguro, mientas el Congreso hace una ley (migratoria). Desafortunadamente, el Congreso ha fallado (al no hacer una reforma integral) y la urgencia ha bajado porque pues podemos aplicar para beneficios y ya no hay tanta urgencia; es desafortunado. Ahorita estamos en las Cortes. Creemos que el presidente sí tiene la autoridad de tener discreción sobre a quién se deporta y a quién no, basado en todos los requisitos que tenemos que llenar los que tenemos DACA. Las Cortes no piensan así. Es un juez republicano (el juez Andrew Hanen, de Texas) que no sabe de nuestras historias, no sabe del impacto que ha tenido este programa en la comunidad. También desafortunadamente se paró el programa DAPA (para los padres de los beneficiarios DACA), que en el 2014 hubiera ayudado a papás de ciudadanos y residentes legales; alrededor de 5 millones de personas tendrían esta protección y hubiera sido un avance bastante grande porque esta gente podría trabajar, no estar escondiéndose en las sombras o temiendo la separación familiar. Ahorita seguimos luchando. Luchamos en las Cortes para que este juez entienda el impacto de sus decisiones y para que el Congreso actúe para que pasen una reforma (migratoria) inclusiva. Estamos viendo que DACA se va a extender, no dejaremos de luchar. Llegaremos a la Corte Suprema. Pero ojalá que el Congreso haga una reforma antes, porque puede tomar 1 o 2 años llegar a la Corte Suprema y pues no hay jueces que nos apoyen allá” (actualmente la Corte tiene mayoría republicana o conservadora).

Qué bueno que traes el tema de los papás de los soñadores, que para muchos fueron los primeros dreamers, pero ahorita el foco está principalmente en conservar DACA, ¿cierto?

“No queremos que la gente piense que porque somos soñadores y tenemos DACA nos hemos olvidado de nuestros padres. Jamás podríamos hacer eso. Ellos son los primeros soñadores, los primeros que debieron haber tenido esta protección. Desafortunadamente, la narrativa que hay en el país ahorita es que hay que proteger a los jóvenes que no tuvieron culpa de venir (a Estados Unidos); esa es una narrativa que solo nos divide. La sugerencia para la comunidad es también hablar de nuestros padres sin miedo. Ahorita vemos que ya que el Congreso no ve posible una reforma inclusiva e integral para los 11 millones (de indocumentados), la urgencia es por lo menos conservar DACA, que está en las Cortes y siendo puesto en peligro de terminar. Queremos conservar esta protección para los que ya tenemos DACA. Al conservarla en las Cortes, al demostrar que DACA es permitido, y al ver que el Congreso no actúa, queremos que el presidente Biden amplíe esas protecciones para nuestros padres. Primero hay que defender lo que ya tenemos, DACA, para -en base a eso- pedir que se expanda. Pero si a DACA lo terminan en las Cortes, pues no podemos expandirlo. Ese es ahorita el meollo del asunto. Queremos conservar DACA en las Cortes, y luego empujar a la Administración Biden a que amplíe esas protecciones, mientras seguimos trabajando con el Congreso en algo más amplio (una reforma integral). El Congreso debería hacer su trabajo y legalizar a los 11 millones (de indocumentados). Eso abriría muchas puertas, abriría puertas a la economía, a nuestras comunidades. Estaríamos todos mejor: si los migrantes están bien, nuestras comunidades en general están bien porque los migrantes somos parte de la economía. Es lo que ahorita estamos viendo, ni siquiera nos quieren proteger completamente a los que tenemos DACA. Es una batalla cuesta arriba, pero estamos luchando porque estamos compartiendo estas historias.  Por eso estamos empujando Propuestas como la 308, que va a mejorar la vida de los estudiantes, para que la comunidad vea que sí se pueden tener victorias en los temas migratorios, y así ir construyendo de victoria en victoria”.

Imagen: @YESon308AZ en Twitter.

¿Cuántos dreamers se estima que viven en Arizona?

“Alrededor de 34 mil”.

¿Qué es ser un dreamer en Arizona? Háblanos sobre las luchas por estas colegiaturas, por el permiso de conducir, por autorizaciones de empleo, por las renovaciones cada año y medio por este programa.

“Aquí en Arizona en 2012, cuando el presidente Obama dio DACA, la gobernadora Jan Brewer al día siguiente dijo: los dreamers, esos soñadores de DACA, no van a poder tener acceso a licencias de conducir y no van a poder tener acceso a la in-state tuition. Fíjense qué devastador es que al otro día del anuncio del Presidente diga que los que vivimos en Arizona no vamos a tener acceso a la escuela ni a licencias. Se nos cayó el mundo. Yo recuerdo preguntarles a los abogados cuándo íbamos a poder tener la licencia. Nos decían que, como mínimo, serían dos años de litigio. Estuvimos seis años litigando. Gracias a Dios después de dos años pudimos aplicar para nuestras licencias. Ese litigio fue a una Corte federal: el estado de Arizona vs. Arizona Dream Act Coalition (ADAC), la organización de la que ahora soy muy orgullosa directora ejecutiva. ADAC fue la organización que defendió las licencias de conducir en Arizona para los que teníamos DACA. El gobierno de Arizona le quería quitar las licencias a quienes tenían otro tipo de acción diferida. Una acción diferida es una protección de deportación, pero los dreamers o los beneficiarios DACA no somos los únicos. Hay personas a las que el gobierno, mientras se procesan sus casos (en las Cortes), les da una protección de deportación con acción diferida, les da una licencia, un permiso de trabajo por un año, y cada año tienen que renovarla. Como nosotros dijimos por qué les dan a ellos la acción diferida y a nosotros no, el gobierno de Arizona les quería quitar a esas otras personas esos permisos de trabajo y esas protecciones de deportación cada año. Gracias a Dios una Corte de Apelaciones dijo no, que no podía hacer eso el estado de Arizona y estaba violando los derechos de los dreamers, porque si les daban a otros migrantes también se la tenían que dar a ellos. Seis años duró el caso. Entró el gobernador Doug Ducey (en 2015) y siguió con esa demanda y al final de cuentas, como teníamos la razón, ganamos. Pero si hubiéramos perdido ese litigio, en todos los estados les hubieran quitado la licencia a los dreamers. Fue de esos momentos que voy a recordar toda mi vida. Fui a Washington DC a una junta con el Departamento de Justicia en representación de los dreamers de Arizona a explicarles el impacto que iba a tener esa decisión. Finalmente ganamos, gracias a Dios y a la comunidad que nos ha apoyado, y ahorita todos los que tenemos DACA tenemos licencia en todo el país. Esa es la historia de la batalla, nos quieren poner trabas y no nos dejamos”.

El voto latino en estas elecciones es crucial, en especial en estados como Arizona. ¿Consideras que los soñadores son también parte de este voto latino?

“Se me enchina la piel cuando les cuento esto porque recuerdo que, en 2010, después de la SB 1070 (la ley estatal antiinmigrante), manejaba al trabajo después de la escuela y dejé de manejar porque tenía miedo de que me parara un policía, me deportaran y me separaran de mi hijo. Mi hijo, mi Jesucito, tenía 8 años e iba conmigo a marchar. Era una marea de gente con camisas blancas en señal de paz, de que estábamos listos para participar, y decíamos ‘Hoy marchamos, mañana votamos’. Esa era la consigna. Recuerdo a mi hijo de 8 años en ese momento y dije: ‘sí, algún día vamos a poder votar y ser parte de las decisiones que nos afectan’. En 2018, diez años después, votó por primera vez y para nuestra familia fue una emoción tan grande (se emociona) que pudiera votar, que pudiera dar vida y voz en las decisiones que se toman en Arizona; decisiones que afectan a su familia de abuelos inmigrantes y padres inmigrantes. En ese tiempo todavía vivía mi papá y bien orgullosos nos tomamos una foto con él, con la boleta de mi hijo, que me dijo: ‘mamá, tengo que hacer esto por ustedes, por ti que has luchado tanto’. Fue una emoción tan grande ver que ese sueño finalmente tomó una década, pero se cumplió. Ese sueño de ‘Hoy marchamos, mañana votamos’ (se emociona). Muchos dreamers tienen hijos así y creo que nuestros hijos están viendo nuestra voz, una voz que ha tardado mucho, mucho tiempo en llegar, que ha sido silenciada. Ahorita de hecho creo profundamente que tenemos hacer algo para cambiar las Constituciones de los estados que impiden que las personas que viven en esos estados participen del voto”.

¿Puedes explicar más la idea?

“No debería importar dónde naciste, debería importar dónde vives, dónde pagas taxes, en dónde contribuyes, en dónde eres parte de una comunidad, para poder tener una voz en las decisiones, porque esas decisiones afectan tu vida. Para mí, lo que está haciendo Nueva York al permitir votar a no ciudadanos no es nada del otro mundo, se debe de hacer. Desafortunadamente, vemos que los que no quieren perder el poder atacaron esa propuesta de ley y dicen que no, que la Constitución de Nueva York dice que no se puede, que tienes que ser ciudadano. Pero díganme: ¿quién hace las leyes? ¿Quién hizo esa Constitución y quién la puede cambiar? Los ciudadanos. Entonces yo quiero empezar a ver que los ciudadanos voten iniciativas en donde digan ‘no solo yo quiero votar, quiero que mi familia completa, sin importar el estatus, pueda votar siendo mayor de edad’. Es más, a los 16 años nuestros jóvenes son muy inteligentes, muy capaces de poder formar parte de las conversaciones. Eso va a ser radical, muchas cosas van a cambiar en el momento en que hagamos eso, muchas caras en el poder van a cambiar. Por eso tienen miedo, pero lo vamos a lograr. Ahorita yo no puedo votar porque tengo DACA y sé que si lo hago nunca más me podría hacer ciudadana, porque es un delito federal que no tiene perdón. No te puedes hacer ciudadano si votas y eres inmigrante o residente legal incluso, tienes que ser ciudadano para poder votar. Pero a través de nuestros familiares, hijos, amistades, esa voz de los dreamers se va a hacer escuchar este noviembre 8 y vamos a pasar la Propuesta 308. Yo sé que lo vamos a lograr y también en el futuro esa idea loca que tengo de que no importa tu estatus migratorio para votar. Ahora suena loco, pero sé que las locuras más buenas son las locuras que hacen que nuestra comunidad mejore, porque si una locura es inclusiva es una locura buena. Vamos a trabajar para que todos podamos participar en el proceso de decisiones de quienes nos representan y de quienes hacen las leyes y las Constituciones”.

Karina Ruiz dirige ADAC, donde impulsan -ante las autoridades estatales y federales- acciones a favor de los migrantes.

¿Las Propuestas de los votantes, como la 308, las pueden proponer un ciudadano común? ¿Qué pasos hay que dar para hacer una?

“Una propuesta de ley empieza con una persona de la comunidad, no tiene que ser necesariamente un ciudadano, y se lleva a la Legislatura de Arizona, a un senador o a un representante, y a partir de ahí se busca el apoyo y ellos hacen el bill o la propuesta de ley. Hay dos maneras de pasarla: una es si se pasa la mayoría de las dos Cámaras en la Legislatura estatal; si se pasa por la mayoría va al gobernador, que si la quiere referir a la boleta la refiere. De hecho, de esa manera se hizo la Propuesta 308, por la Legislatura: se logró convencer a un par de republicanos y el gobernador Ducey dijo ‘la voy a referir y que los votantes decidan’. La otra forma es colectar firmas. Cuando no tienes suficiente apoyo en la Legislatura estatal, puedes colectar firmas, pero solo pueden ser colectadas por personas que están registradas para votar, que son ciudadanos, y firmadas por ciudadanos registrados para votar. Entonces, esa es la complicación que tenemos para pasar cosas como licencias de manejar para inmigrantes aquí en Arizona: necesitamos organizar a los ciudadanos para que nos ayuden a hacer esa chamba, de colectar firmas o convencer a algún republicano en la Legislatura de que (la Propuesta) es algo positivo para el estado. Esos son cambios que se pueden hacer localmente (a nivel estatal)”.

¿Crees, finalmente, que pronto podrían tener los soñadores al menos un camino a la legalización?

“Creo que sí. Ahorita a nivel federal se está apoyando la idea del American Dream and Promise Act (Ley de Promesa y Sueño Americano) otra vez para que se pase antes del final del año (proporciona un camino a la ciudadanía para beneficiarios de DACA, trabajadores del campo y beneficiarios de TPS o Estatus de Protección Temporal). Queremos empujar a los políticos a que retomen esa idea. Sabemos que no es suficiente y mucha gente se queda fuera de sus beneficios, pero ahorita quizás esas son las conversaciones que hay en Washington DC. Estas conversaciones dependen mucho de lo que los políticos tienen como prioridad. Entonces, debemos hacer de la reforma migratoria una prioridad llamándolos, mandándoles cartas, haciendo manifestaciones, huelgas. Una cosa sola no pone la urgencia, pero si son varias en varios estados es ahí cuando empieza a tener más importancia. Nosotros, los inmigrantes, somos los que tenemos que poner el tema de la inmigración como prioridad, y no necesitamos ser ciudadanos para hacerlo. Para hacer reformas a las Constituciones de los estados sí, para votar sí por el momento, pero hay cosas que podemos hacer para no quitar el dedo del renglón y poner los temas de migración como prioridad. Y eso empieza por reconocer quiénes son los representantes, localmente y a nivel federal, informarse, hacer juntas con ellos. En ADAC tenemos un proyecto con el que queremos que los legisladores estatales y federales conozcan a los inmigrantes. Si alguien quisiera ir a una junta para educar a los políticos acerca de nuestras necesidades y la inmigración como prioridad, mándenme un mensaje, los vamos a poner en una lista, un grupo, para entrenarlos sobre cómo funciona el sistema, como es una junta con un legislador. Ojalá sea mucha gente; si pudiéramos hacer una por semana, de gota en gota se va a ir llenando el cantarito. Quien se quiera involucrar, aquí estamos para apoyarlos y que nos apoyen, y ayudar a crecer este movimiento para bien de toda nuestra comunidad migrante”.


Queremos que Conecta Arizona sea ese lugar en donde podamos darle un espacio, un eco y amplificar tus historias.

Plumas invitadas de Conecta Arizona

Autores

This site uses cookies to provide you with a great user experience. By continuing to use this website, you consent to the use of cookies in accordance with our privacy policy.

Scroll al inicio